La Capilla San Antonio de Padua, dependiente de la parroquia de Valle María, volvió a llenarse de vida y esperanza. Luego del incendio que en agosto destruyó parte del edificio, los vecinos se unieron para comenzar la puesta en valor del templo, símbolo de encuentro y fe en la comunidad.
En aquel momento, "delincuentes ingresaron por una ventana y ocasionaron destrozos, arrancaron un ventilador y prendieron fuego en una habitación que utilizamos como aula para dar catequesis”, contó tiempo atrás la catequista Celia Pressel a Elonce.
El fuego consumió una parte del lugar, pero el daño más profundo fue espiritual. Aun así, entre las ruinas, el milagro se hizo presente. “Se ensuciaron las paredes, los pisos, el altar y todo. Lo único que quedó intacto fue el sagrario, algo que es extraordinario”, relató emocionada.
Una comunidad pequeña, unida por la fe
El templo, ubicado en un paraje rural, es mucho más que un edificio: es el corazón del pueblo. “Es una capilla muy humilde, donde nos conocemos todos. Acá se celebra misa cada dos domingos. Por las lluvias, la última fue en junio, pero siempre hay actividades como la catequesis”, explicó Pressel.
Desde el siniestro, la comunidad no se detuvo. Familias, jóvenes y mayores se organizaron para limpiar, reparar y volver a pintar. Cada jornada de trabajo es también un acto de amor y agradecimiento. “Nos unimos en oración y en trabajo, porque sentimos que Dios no nos abandona. Estamos volviendo a levantar nuestra casa”, expresó la catequista.
Avances y desafíos en la reconstrucción
El 13 de octubre, los vecinos iniciaron oficialmente la puesta en valor del interior del templo, una obra que busca recuperar el espacio sagrado donde tantos compartieron momentos de fe.
El presupuesto total para las reparaciones —que incluye pintura, arreglos de techo, paredes y aberturas— asciende a $4.560.000. Gracias a la solidaridad, ya se recaudaron $991.010 en donaciones y $950.000 de actividades anteriores, aunque todavía falta una suma considerable para cubrir los costos de mano de obra y materiales.
Quienes deseen colaborar pueden hacerlo mediante transferencias al alias capilla.alvear (Arzobispado de Paraná). Además, está en marcha la venta de un bono solidario, que se sorteará el 22 de noviembre, con 20 premios destinados a continuar recaudando fondos.
“Queremos devolverle la luz a nuestra capilla”
Cada ladrillo, cada pincelada, lleva una intención de fe. “Esto no se trata solo de reparar un edificio, sino de reconstruir un lugar que nos une como comunidad. Queremos devolverle la luz a nuestra capilla y seguir haciendo el bien, como nos enseñó Santa Teresita, Patrona de las Misiones: ‘Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra’”, expresaron los integrantes del grupo parroquial.
Fuente: EL ONCE